jueves, 15 de diciembre de 2016

PERMANENCIA DE LA LÍRICA TRADICIONAL HISPÁNICA EN LA “ZAMBOMBA” DE JEREZ: EL CASO DE “YA ESTÁ EL PÁJARO VERDE” O “DEL TEREBOL”


Juan Salguero Triviño

Se extrañaba un amigo en una reciente visita a la ciudad de Jerez para asistir a las celebraciones de sus “zambombas”, de escuchar cantar villancicos con temas ajenos a la tradición cristiana sobre la Navidad. Y se preguntaba si podían llamarse con este nombre de “villancicos” a estas composiciones poético musicales de asunto profano a veces lírico, otras veces más prosaico, incluso claramente “picante” (como el conocido de “Estaba la Micaela”), por el simple hecho de cantarse en estas fiestas navideñas.

Como buen castellano, sólo reconocía claramente como tales “villancicos”, aquellos cuyos textos se referían a los diferentes momentos litúrgicos de la Navidad: la Anunciación, la Natividad, la adoración de los pastores y los magos, la huida a Egipto, la Sagrada Familia...

Tuve que explicarle que en la tradición de la “zambomba” jerezana así era y que en las reuniones de familiares y amigos que se organizaban en los patios, en torno a una candela, disfrutando de unos sencillos dulces y otras viandas,  animados por los vinos y licores de la tierra, se cantaban, además de las composiciones de tema navideño, otras coplas y romances populares presentes en la tradición popular hispánica, aunque en otras regiones se cantaran  en otros contextos y en otros ciclos festivos. Composiciones religiosas y profanas se intercalaban así durante la celebración de la fiesta donde el baile era también un elemento fundamental, acompañado de instrumentos populares entre los que la zambomba era el elemento fundamental que daba nombre a la fiesta.

No pretendo hacer un estudio detallado de este hecho, suficientemente tratado ya en diversos estudios al respecto, sino, a manera de ejemplo, traer uno de estos conocidos villancicos (cuya estructura estrófica responde a una seguidilla a la que se intercala un estribillo a manera de trabalenguas) y compararlo con otras versiones conocidas y cantadas en otros lugares de la geografía hispana.


Me refiero al conocido en Jerez como “ Del Terebol” y en otros lugares como “Ya está el pájaro verde”.


Ya está el pájaro, mare,
puesto en la esquina.
Del terebol, tereverebol,
cara, caracol, caracol,
puesto en la esquina,
puesto en la esquina,
esperando que pase
la golondrina,
del terebol, tereverebol,
cara, caracol, caracol,
la golondrina,
la golondrina.

Pues si soy golondrina,
tú eres la rueca,
del terebol, tereverebol,
cara, caracol, caracol,
tú eres la rueca,
tú eres la rueca,
porque tó los domingos
te pones hueca,
del terebol, tereverebol,
del cara, caracol, caracol,
te pones hueca,
te pones hueca.

Pues si me pongo hueca
puedo ponerme,
del terebol, tereverebol,
cara, caracol, caracol,
puedo ponerme,
puedo ponerme,
que el galán que me ronda
pesetas tiene,
pesetas tiene.

Pues si tiene pesetas,
que las enseñe,
del terebol, tereverebol,
cara, caracol, caracol,
que las enseñe,
que las enseñe,
que te compre un vestío,
de sea verde,
del terebol, tereverebol,
cara, caracol, caracol,
de sea verde,
de sea verde.

Y después de comprarlo
meterle fuego,
del terebol, tereverebol,
cara, caracol, caracol,
meterle fuego,
meterle fuego,
y verás como arde
el vestío nuevo,
det terebol, tereverebo,
cara, caracol, caracol,
el vestío nuevo,
el vestío nuevo.[1]





Existen numerosas versiones a lo largo y ancho de toda la geografía hispana (incluso hispanoamericana) que coinciden en la estructura fundamental del poema aunque se producen interesantes variaciones que le aportan diferentes matices significativos y musicales.

La versión de Jerez presenta a dos hermanas que discuten sobre sus amores. Una de ella avisa a la madre de la presencia en la esquina del galán que pretende a la hermana, lo que desencadena una pelea dialéctica entre ambas.

Es evidente la connotación simbólica del “pájaro” a la espera de que pase “la golondrina”, de ahí el aviso de una de las hermanas a la madre. Mientras que en la versión jerezana es manifiesta esta identificación de dos hermanas que discuten, en otras no se pone tan de manifiesto.

Así las versiones que comienzan:

Ya está el pájaro verde
puesto en la esquina...

Otras veces se dice “pájaro pinto”, en el folklore segoviano y soriano,  o “pájaro bobo”, en otras versiones del Piornal (Cáceres)  y de Hortigüela (Burgos). En todo caso, se omite la referencia a la madre para acentuar el “retrato” del galán esquinado que espera a la muchgacha a quien pretende requerir de amores. De todas ellas, la que se refiere al “pájaro verde” parece la que aporta un matiz más erótico al galán que espera, por las connotaciones simbólicas de este “verde” pájaro que acecha el paso de la ingenua golondrina.



El galán esperando en la esquina el paso de la moza que corteja es un elemento presente en otras muchas composiciones de la lírica tradicional. Así una canción asturiana:

Quítate de esa esquina
galán, que llueve,
deja pasar el agua
por donde suele.

Y, produciendo una mezcla de ambas composiciones, esta otra que toma el tema del esquinado y retoma la estructura de una pelea dialéctica, reminiscencia del villancico que nos ocupa, aunque en este caso se trata de la pelea entre los dos amantes:

Quítate de la esquina
mal esquinao
deja pasá a mi niña
que va a un recao.
Yo si estoy en la esquina
no estoy por ella
porque tiene una cara
de pedigüeña.
Si yo soy pedigüeña
tú, relamido.
Quítate de esa esquina
no hables conmigo.


Y esta otra de la lírica popular asturiana que vuelve a introducir el tema del agua y el arroyo, de tan conocida simbología erótica también en la poesía tradicional:

Quítate del arroyo
majo que llueve,
deja correr el agua
por donde suele.
Yo si estoy en el arroyo
no estoy por ella
que tiene unos ojos
de pedigueña.[2]

Y a partir de aquí se repite el diálogo conocido: “Que tienes ojos de relamido/ si yo soy relamido tu eres muñeca”... etc., hasta terminar con la referencia a la solvencia económica del galán y el vestido verde que termina en el fuego del hogar.

El agua simboliza en muchas culturas la vida, es símbolo de vida, pero también en los textos populares es símbolo de la actividad amatoria. Las fuentes, lagos y arroyos donde las mozas van a lavar sus camisas o a buscar agua es un tópico literario como lugar de encuentro amoroso. Como lo es también la rotura del cántaro o lavar el pañuelo del amante. El correr del agua se relaciona como tener amores. Y después del agua viene el barro, como se canta también en otro villancico extremeño de requiebros amorosos:

Esta noche ha llovido
mañana hay barro
cuatro pares de mulas
lleva mi carro.
Ábrela, morena tu ventana
ciérrala tú morenito del alma.


Esta combinación de composiciones diversas en las que se incluye la pelea dialéctica fundamental se pone también de manifiesto en esta otra composición tradicional de Murcia:
Una paloma blanca como la nieve
me ha picado en el pecho, morena,
me ha picado en el pecho y a mi me duele,
una paloma blanca como la nieve.

Que introduce la pelea entre el galán y la dama ( “si yo soy relamido, tu eres muñeca/ que todos lo domingos, morena/ que todos los domingos, te pones hueca”) que termina, una vez más con el vestido verde en el fuego.

Y esta otra, de Carbajales de Alba (Zamora),  que mezcla ambas versiones:

Una paloma blanca
como la nieve
me ha picado en el pecho
y así me duele.
Quítate de esa esquina
galán que llueve
deja caer el agua
por donde suele.

De todas las versiones que comentamos, sólo algunas introducen el estribillo a modo de trabalenguas que, por otro lado, presenta también ligeras variantes: “Terebol, terebol, caracol, caracol”; “ten, tenedor, cara, caracol, tenedor”;  “de cara, caracol, de tere, terebol”... Las versiones que se recogen como cancioneros infantiles[3] suelen ser las de estribillo más sencillo, siendo la más complicada de cantar la de la zambomba jerezana: “del terebol, tereverebol/ cara, caracol, caracol”

En todas las versiones que reflejan la pelea entre dos hermanas o amigas se finaliza con la alusión a la compra de un vestido de seda, normalmente verde, aunque en Hortigüela (Burgos) se añade otra estrofa:

Yo no lo quiero verde,
que es muy triste
y lo quiero encarnado
para que pinte.

Y después de pintado
préndele fuego
y miará como arde
el vestido nuevo.


¿Qué significado puede tener el hecho de quemar el vestido que se repite prácticamente en todas las versiones? Sin duda es una referencia poética a la invitación a gozar de la vida, aceptar el regalo del amante y olvidarlo enseguida, al tópico clásico del “carpe diem” o el “collige virgo rosas” de gran presencia tanto en la literatura culta como en la lírica tradicional popular.

Como hemos visto, este villancico de la zambomba jerezana hunde sus raíces en la lírica popular que se manifiesta en otras muchas regiones españolas. Desde esas raíces, como otras tantas composiciones tradicionales, ha pasado también a la literatura culta. Valga, para terminar, el ejemplo de este poema de José Agustín Goytisolo:

Ya está el pájaro bobo
puesto en la esquina
esperando que pase
la golondrina.
la golondrina llega
rasgando el aire
da vueltas de cuchillo
sin fatigarse.
por la esquina en que estabas
pájaro bobo
ella pió cien veces
tú, como sordo.






[1] Versión recogida en Zambombas Jerezanas. 1990. Ayuntamiento de Jerez.
[2]  Eduardo Martínez Torner, Cancionero musical de la lírica popular asturiana. , Ed. Maxtor, Valladolid. 2005.
[3] Joaquín Díaz incluye una versión de este villancico en su disco “Canciones para niños, de 1980,  que empieza también con el verso “Ya está el pájaro verde”.
(Las imágenes están tomadas de la Web. Si estuvieran protegidas por derecho de autor, comunicarlo al autor del blog para retirarlas)

martes, 22 de noviembre de 2016

COMEDIANTES VIAJEROS A INDIAS: UN CONTRATO DE 1743.


Juan Salguero Triviño 


Las primeras noticias que se tienen sobre la creación  de un teatro permanente en España, sustitutos de los primitivos corrales de comedias gestionados por las cofradías y los hospitales, se remontan a la segunda mitad del siglo XVI. Tras la creación en Madrid de un teatro permanente por parte de la cofradía de la Pasión, surgen en toda la Península Ibérica, iniciativas de las diferentes ciudades para construir y disponer de un teatro estable que permitiera a los ciudadanos, y especialmente a las familias nobles o adineradas, disfrutar de la diversión del teatro, a imitación de lo que se hacía en la corte madrileña[1].

Esta costumbre pasó muy pronto a tierras Americanas tras el descubrimiento colombino, siendo México y Perú las posesiones americanas donde este modelo de corrales de comedias se impuso con mayor fuerza y donde se desarrolló una vida teatral más continuada y fecunda[2]. A este fin, diferentes compañías de comediantes de la época hubieron de trasladarse al Nuevo Mundo para llenar son sus actuaciones la vida teatral de estos coliseos surgidos en tierras transatlánticas.


El Archivo General de Indias conserva un legajo que nos permite documentar uno de estos viajes, realizados a mediados del siglo XVIII (cuando ya en España se habían cerrado numerosos coliseos por la oposición de la Iglesia a las representaciones teatrales), por una compañía, formada  para este fin.

Se trata del legajo que tiene la siguiente signatura: CONTRATACIÓN, 5486, N.3, R,15., y cuyo contenido vamos a comentar.

Se inicia con un documento dirigido al Sr. Presidente y Ministros del tribunal de la Casa de Contratación, fechado en 4 de diciembre de 1742 y firmado por Fernando Triviño,  el que se señala, cómo por Real Cédula del mes de marzo pasado se había concedido licencia a don José de Cárdenas, que era el “mayordomo del Hospital Real de los Indios de la ciudad de México” autorizándole a que pudiera embarcarse con seis músicos y comediantes, para representar en el teatro regentado por dicho hospital:

“para que pueda embarcar y conducir a la Nueva España, seis músicos y comediantes, que tenía ajustados para servir en el teatro de la referida ciudad, el que es una de las principales fincas de las rentas de aquel hospital”.

Por la misma Real Cédula se le dispensaba de cumplir determinadas formalidades que se exigían por la Casa de Contratación a las personas que pretendieran embarcarse con destino a las Américas -tales como el certificado de bautismo-, al tratarse algunos de ellos de personas que, habiendo nacido en diferentes lugares de los reinos castellanos, el trámite de este certificado les resultaría largo y costoso de obtener. Por otro lado se dispensaba también a otros de su condición de extranjeros, requisito que en otros casos habría sido imposible de incumplir.

“se les excuse de presentar fe de bautismo por ser extranjeros o no dar tiempo a requerirla de sus respectivos lugares (...) concede les baste se haga constar que son cristianos cathólicos (...) por medio de una información recibida en esa ciudad y de testigos fidedignos, de la misma suerte que en la dicha Cédula se les dispensa de la calidad de extranjeros y de que hagan en sus patrias las informaciones de sus naturalezas y vecindades...”



Siguen a éste, otros diversos documentos recogidos en el expediente, cuyos trámites se alargan hasta abril de 1743, tales como los citados informes de testigos sobre las diferentes personas que pretendían embarcarse para Indias, las fes de bautismos o las declaraciones de ser cristianos católicos, diversos escritos solicitando la inclusión de determinadas personas, etc.


Todo ello nos lleva a conocer que esta petición se extendía para:

“seis sujetos, de habilidad músicos y comediantes, ajustados y costeados de cuenta del expresado Hospital, con la precisa circunstancia de hacer constar en este tribunal el ajuste que hubiesen hecho, y libertad de sus personas, o que en el caso de ser casados lleven a sus mujeres, o presenten su consentimiento dispensándoles la circunstancia de extranjeros en atención a lo que en la misma Real Cédula consta y se expresa y que para los que tuviesen fee de bautismo bastara se haga constar el ser cristiano cathólico por medio de una información que ofrezcan y se les reciba es esta ciudad...”.



La primera petición se refiere a Ignacio Jerusalem, músico y comediante, que debe viajar acompañado de su esposa y dos hijos:

“... que son Ignacio Jerusalem, casado con Antonia Sixto, su legítima mujer que va en su compañía y juntamente dos hijos de los susodichos que son Salvador y Isabel Jerusalem, el primero de seis años, rubio, y la segunda de cinco, morena, de quienes mediante a no tener fe de bautismo y ser extranjeros ofrezco información de ser cristianos católicos casados según  el orden de Nuestra Santa Iglesia”.

Otro de los comediantes a quienes se solicita permiso de viaje es también extranjero:

“... Juan Arestín, francés de nación, de quien se muestra fe de bautismo en justificar de ser cristiano cathólico, el qual es soltero...”

Como hemos dicho, finalmente se conceden los permisos de embarque con fecha 8 de abril de 1743, de manera que  “...puedan salir en cualquier navío con destino al puerto de la Vera Cruz...”

De la consulta de todos los documentos contenidos en el citado legajo, la lista y oficios de los citados comediantes queda así conformada de la siguiente manera:




       
  I    Ignacio Jerusalem, músico y comediante, natural de Lecha (Nápoles).
·         Antonia Sixto, su mujer.
·         Salvador Jerusalem, natural de Cataluña, hijo de ambos.
·         Isabel Jerusalém, natural de Ceuta, también hija de Ignacio Jerusalem y Antonia Sixto.
·         Juan Arestin, músico y comediante, natural de Aix (Provenza).
·         Andrés de Espinosa, músico y comediante, natural de Bastida (¿Alava?).
·         Juan Ordóñez, músico y comediante.
·         Isabel Gamara, su mujer.
·         Josefa Ordóñez, Vicenta Ordóñez, Maribel Ordóñez y Luis Ordóñez, todos hijos de los anteriores Juan Ordóñez e Isabel Gamara.
·         Gregorio Panseco, músico y comediante.
·         José Pissoni, músico y comediante, natural de Milán.
·         Francisco Muñoz, músico y comediante.
·         Francisco Rueda, músico y comediante.
·         Petronila Ordóñez, música y comediante, su mujer.
·         José Rueda, hijo de ambos.

De todos ellos el DICAT[3] sólo ofrece información anterior sobre el comediante Juan Ordóñez y su mujer Isabel Gamarra. El resto de componentes de esta compañía formada para viajar a México no debían ser actores muy conocidos en la época, por cuanto no se les ha podido documentar como tales, a diferencia de los dos ya citados, de quienes tenemos interesantes datos.


Juan Ordóñez fue un actor de comedias que se documenta como representante desde 1703[4] por una escritura fechada en Villanueva de los Infantes, donde figura como integrante de una compañía de comedias, donde hacía los papeles del “quinto galán”. En 1704 estuvo representando en uno de los corrales de comedias de Madrid y en 1707 se le vuelve a documentar en un poder donde figura como miembro de otra compañía de comedias con quienes se compromete a viajar y representar durante un año.
En 1712 seguía haciendo papeles de “quinto galán” en la compañía de Juan Garcés, en Madrid[5].
No se le ha vuelto a documentar hasta ahora que lo encontramos, en compañía de su mujer y cuatro de sus hijos, preparado para viajar a tierras americanas en 1743, lo que nos permite encontrarlo de nuevo, debiendo andar ya cercano a los 60 años, que después de haber estado representando por los diversos teatrs de comedias de la península, se ofrece ahora para pasar a tierras del Nuevo Mundo en busca de nuevas oportunidades para seguir desempeñando su profesor de actor.

Estaba casado con Isabel Gamarra, también comediante, a quien debió conocer al formar  parte de la misma compañía en 1707. Efectivamente, en esa fecha Isabel Gamarra (junto a sus padres Antonio Gamarra, “primer barba”, y Rosa Tello, “quinta dama”),  formaba parte de la compañía de Juan de Chaves, donde hacía los papeles de “quinta dama”. En esta misma compañía se documenta a Juan Ordóñez[6].



En 1712 figuran ya como casados, aunque viven unos años separados, ya que ella pasó un tiempo representando en Portugal y luego, más parece por el asunto que ahora veremos que por vocación religiosa, se hizo monja y tomó los hábitos en Lisboa en 1718.

Informaciones que nos aportan las profesoras Piedad Bolaños y Mercedes de los Reyes[7] nos permiten conocer que esta actriz debió llevar una vida más ajetreada de lo que se deduce de los anteriores datos, ya que, durante su estancia en Portugal, estando casada con Juan Ordóñez, mantuvo relaciones maritales con el Marqués de Gouveia, quien estaba totalmente entregado a los amores de la actriz, aunque ella en realidad amaba secretamente a Valentín da Costa (quien sufrió dos intentos de asesinato a causa de los celos del marques). El caso es que, no sabemos si a consecuencia de estos amores, la actriz toma la repentina y temporal decisión de tomar los hábitos en Lisboa con toda notoriedad, “con grande ostentación, jamás vista, asistiendo toda la grandeza de aquella corte y músicos”.[8]

Sin embargo, al fallecer el Marqués en 1723, Isabel, después de seis años como monja, trató de anular sus votos religiosos; al no conseguirlo, huyó a Madrid donde volvió de nuevo al mundo del teatro con su marido Juan Ordóñez.
A ambos los encontramos, de edad avanzada, con sus hijos (también dedicados al arte de representar, con toda seguridad, aunque no haya menciones a ellos en otros documentos teatrales de la época) buscando nuevas oportunidades en tierras americanas.





[1] Es muy extensa la bibliografía sobre la actividad  teatral  en diferentes ciudades españolas durante el Siglo de Oro, la construcción de sus teatros y coliseos y las compañías de comedias que los visitaron. A este respeto se puede consultar la siguiente obra: José María Díez Borque (Dir.) Teatros en el Siglo de Oro: corrales y coliseos en la Península Ibérica, Cuadernos de Teatro Clásico 6, Compañía Nacional de Teatro Clásico, Madrid, 2007. Para el caso de la ciudad de Jerez de la Frontera, ver: Juan Salguero Triviño, La Casa de las Comedias y la actividad teatral en Jerez de la Frontera durante el siglo XVII.  Editorial Universidad de Sevilla, Sevilla, 2016.
[2] Para el caso americano, ver: Mercedes de los Reyes, concepción Reverte Bernal ( Coord.), América y el teatro español del Siglo de Oro, Universidad de Cádiz, Cádiz, 1998, que recoge los contenidos presentados al II Congreso Iberoamericano de teatro, celebrado en Cádiz
[3] Teresa Ferrer Valls (Dir.), Diccionario biográfico de actores del teatro clásico español (DICAT),  ed. Reichenberger, Kassel, 2008.
[4] Documentado por Mercedes Agulló y Cobo, “100 documentos sobre el teatro madrileño”, en Andrés Perales y otros, El teatro en Madrid, 1583-1925. Del Corral del Príncipe al teatro de arte, Ayuntamiento de Madrid, Madrid, 1983.
[5] Documentado en la anónima Genealogía, origen y noticias delos comediantes de España, edición de Shergold y Vare, Londres, Tamesis Books, 1985.
[6] Ignacio Javier de Miguel Gallo, El teatro en Burgos ( 1550-1572). El patio de comedias, las compañías y actividad escénica. Estudio y documentos. Burgos, Ayuntamiento de Burgos, 1994.
[7] Mercedes de los Reyes, Piedad Bolaños Donoso, “Presencia de comediantes en Lisboa (1700.1755), en  Ysla Campbell (ed.), El escritor y la escena. Actas del I Congreso de la Asociación Internacional del Teatro Español y Novohispano, Ciudad Juárez, Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 1993.
[8] Genealogía...